¡NOS HUNDIMOS!
- mayralourdescrece
- Mar 26
- 2 min read

Uno de los relatos más asombrosos del Nuevo Testamento es el de Jesús y la
tormenta. Jesús y sus discípulos habían estado compartiendo las buenas nuevas,
ayudando a personas todo el día y llegó la hora de alejarse de las multitudes. Así que
todos se subieron a una barca para cruzar el mar.
De repente, una tempestad furiosa empezó a azotar la pequeña embarcación: los
discípulos temían por sus vidas mientras que Jesús dormía tranquilamente con su
cabeza sobre una almohada. Los discípulos, llenos de temor, fueron y despertaron a
Jesús. Él, tranquilamente, se levantó y les preguntó: ¿Por qué teméis, hombres de
poca fe? En mi humanidad e histeria ante una pregunta como esta yo le hubiera dicho:
“en serio…tú durmiendo y nosotros casi muertos”. Pero Jesús, y me lo imagino
mirando con tanto amor y misericordia, reprendió a los vientos y al mar y se hizo una
gran calma. Los discípulos se quedaron con la boca abierta y se asombraron por el
poder de Jesús.
Pero en el relato, hay una observación clave de Jesús hacia sus discípulos: ¿por qué
están temblando de miedo, hombres de poca fe? (Mateo 8:26 TCB). Jesús dio
exactamente en el punto: la fe.
No importa lo frenético que yo pueda estar. La incertidumbre que pueda tener. Mirar
hacia adelante y no ver un camino por donde voy a caminar. No importa si mi salud se
complica, si pierdo el trabajo, etc. Lo que realmente importa es mi respuesta de fe ante
la circunstancia.
Se trata de una prueba que llegó y que muy probablemente no lo esperaba. Pero la
prueba no es realmente la circunstancia que estoy atravesando, sino más bien si
aprenderé a confiar en Dios en medio de ella. Aprender a mirar la prueba como un
examen que tengo que pasar. A mirar la prueba como una plataforma para poder
desarrollarme y crecer.
El lugar donde Dios quiere que esté segura que Él está conmigo. Debo confiar en el Dios que tiene potestad sobre la naturaleza, sobre nosotros, sobre todo. Jesús ha vencido ya. ¿Vas a vivir una vida de temor o vas a confiar en Él y en sus promesas?
Yo decido confiar en Él; Yo decido creerle a Él; Yo decido practicar la fe.
Oración:
Señor, no importa cuán fuerte sea la tormenta, yo voy a confiar en ti. Sé que tu poder
es más grande que todo y que nada es imposible para ti. Ayúdame a recordar que Tú
estás en la barca conmigo y que no debo temer porque Tú estás en pleno control.
Amén.
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